La crisis ambiental, malas prácticas pesqueras y la ilegalidad ponen en entredicho el equilibrio de los mares y el bienestar de miles de pescadores y sus familias. Este declive en la pesca no solo afecta a quienes dependen directa e indirectamente de los recursos pesqueros para el sustento de sus familias, sino a la seguridad alimentaria de todo nuestro país.
En México, 8 de cada 10 productos pesqueros que consumimos se capturan en aguas nacionales. Sin embargo, cifras oficiales de la Carta Nacional Pesquera señalan que 34 % de las pesquerías mexicanas están en deterioro, aunque algunos expertos señalan que esta cifra podría sobrepasar el 40 %. Las principales causas de esto son la sobreexplotación, la pesca ilegal, el deterioro de los ecosistemas y la contaminación marina.
La menor disponibilidad de recursos pesqueros en México se refleja en el exagerado incremento de precios de estos productos. Las y los productores nacionales enfrentan un entorno desleal que les deja en clara desventaja ante la creciente importación de pescados y mariscos de acuacultura, provenientes de China y Sudamérica, que inundan los mercados con productos de menor calidad a bajos costos.
La crisis climática también incide sobre la salud del mar. La acidificación del océano, el aumento en la temperatura del agua y tormentas tropicales más intensas y frecuentes disminuyen la disponibilidad y calidad de los productos marinos, con serias consecuencias ambientales y económicas, principalmente para la pesca ribereña o artesanal.
La actividad pesquera en México ha logrado sobrevivir en este entorno adverso y no todo está perdido. En este Día Mundial del Pescador es momento de reconocer la labor de hombres y mujeres que contra lluvia, viento y marea hacen que la pesca siga siendo una fuente de empleo y una opción viable para alimentar a millones de personas.
Para revertir el deterioro de la pesca se requieren políticas públicas específicas en materia pesquera con la intervención del Estado Mexicano. El Congreso de la Unión debe salir de su letargo legislativo y avanzar las iniciativas de reforma que garanticen el marco legal para el buen manejo y la recuperación de las especies pesqueras, así como la participación justa y equitativa de los pescadores en las decisiones del sector.
Por su parte, las autoridades federales deben implementar acciones contundentes para combatir la pesca ilegal, la criminalidad y asegurar la legalidad de los productos que entran al mercado nacional para que las y los pescadores tengan las herramientas y el andamiaje legal para navegar hacia la pesca sustentable.
*Atarraya de Esteban García-Peña, Director de Pesquerías de Oceana en México, publicado en Animal Político el 24 de enero de 2024.