Los océanos contienen aproximadamente 1,35 billones de kilómetros cúbicos de agua lo que representa aproximadamente el 97 % del suministro de agua de la Tierra.
Todas las personas dependemos del océano, incluso si vivimos lejos de él. Los océanos nos dan oxígeno, regulan la temperatura del planeta y son fuente de alimento nutritivo.
Los océanos absorben la luz solar y retienen la energía, manteniendo un clima fresco, y lo liberan gradualmente por las noches manteniendo el equilibrio de la temperatura.
Los océanos absorben las emisiones de dióxido de carbono originados por las actividades humanas.
Cuando hablamos de proteger a los océanos también nos referimos a proteger a la gente, a las comunidades costeras que viven de él y a las personas de las ciudades que también dependemos de ellos.
Su alto contenido de proteínas y baja aportación de calorías, junto con el resto de sus nutrientes, muchos de ellos exclusivos de los productos marinos, hacen del pescado uno de los alimentos más saludables.
Los mares y océanos conforman el 71% de la superficie terrestre, y aunque representa el 97% del agua en todo el planeta no toda es apta para consumo humano debido a su salinidad.
La pesca no solo da sustento alimentario. De acuerdo con la FAO, más de 60 millones de personas en todo el mundo se dedican a la pesca y acuicultura para obtener ingresos. En el caso de México, 300 mil familias dependen de esta actividad y la gran mayoría de ellas lo hacen de manera artesanal.
Oceana cree que los mares y océanos pueden alimentar al mundo si garantizamos su sostenibilidad con políticas públicas claras y bien implementadas de la mano de las y los pescadores, autoridades, empresas y ciudadanía. Sin embargo, actualmente hay poca disponibilidad de la información sobre el estatus actualizado de los recursos pesqueros y ésta no se actualiza de forma frecuente.
A pesar de extraer un promedio de 1.7 millones de toneladas de pescados y mariscos cada año, esa majestuosidad marina está en peligro ya que el 42% de estas especies comerciales están sobreexplotadas, es decir, se pesca desmedidamente alterando el ciclo de reproducción, crecimiento y abundancia de peces.
A la sobreexplotación de los seres marinos se suma la pesca ilegal y la que no se reporta, hay registros que entre 1950 y 2010 la pesca real en México fue aproximadamente el doble de la reportada.
Proteger a los océanos es también proteger a la gente, a las comunidades costeras que viven de él y a las personas de las ciudades que dependemos de ellos.
Proteger nuestros Océanos es #SerAgua
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Océana – ¿Por qué protegemos los océanos?