¿Cuáles son las alternativas para habitar en este mundo sin tener que recurrir a las instituciones de los Estados-Naciones, mismas que se han encargado de desconocer y desaparecer física y sistemáticamente a las desobediencias de las imposiciones: sexo y género? ¿Qué pasa con quienes buscan autonarrarse con palabras que den sentido a sus vivencias, con términos, entonaciones, gestualidades, movimientos, símbolos y saberes muy suyos?
Existe una lista grande de rebeliones y respuestas a esta enorme pregunta, una de ellas la propone Mauro Cabral, editor del Libro Interdicciones. Escrituras de la intersexualidad, quien a través de su poema al Asterisco, nos comparte que este símbolo -ahora colectivo- es una ruta viable para quienes con nuestra existencia desestabilizamos y cuestionamos a la genitalidad y a la cis-heteronorma.
El asterisco, actualmente es empleado para salir del binarismo, incluso desde algunas vivencias Trans sin asterisco. Katia Marlene IS, activista disca-intersexual y colaboradora de Brújula Intersexual1 ahonda en la importancia de su implementación como motivo para confundir, cuestionar y sobre todo para provocar a la investigación de quienes quieran entenderlo, aplicarlo, refutarlo y/o modificarlo.
En la Campaña La Vida Es Juntrans*2 retomamos el Asterisco para continuar esa incitación a la desobediencia, para cuestionar la comodidad de quien ha permanecido inerte frente a las violencias que no le atraviesan y que prefiere evadir, para provocar y movilizar discusiones, acciones colectivas que favorezcan y honren a las personas trans*, a sus saberes y aportes a la sociedad. Para también nombrar a las personas trans* no binaries, a las personas trans* intersexuales, a las personas trans* que rechazan vivir bajo el yugo de las constantes agresiones cis-hetero, para hacer referencia a l*s colectivxs/colectiv*s, a las organizaciones trans*3 quienes también incorporan el asterisco en sus logos y representaciones gráficas.
El asterisco se transforma en un escudo que responde a las violencias transodiantes, ese destello deslumbra, marea a quien rechaza el modo en el que cada quien goza su andar por esta vida. Ese estallido que rebota de la vivencia trans*, hace presentes a las innumerables formas en las que disidencias y divergencias del régimen sexo-género podemos experimentar y traspasar. Entonces, resulta ser también: Un Portal4, un salto a las inconmensurables posibilidades que las personas trans* experimentamos. El estallido que podemos visualizar en el asterisco nos lleva a imaginar: ¿qué es lo que resulta de esa explosión?, ¿cuántas historias se desprenderán de cada partícula que ahora navega en ese abismo? ¿Se formarán planetas, universos, otras dimensiones, a partir asentir al destello?
El asterisco nos brinda necesarias rupturas “civilizatorias”, quebrantamientos que nos nutren -y rico- como sociedad y, que vuelven a crear territorios fértiles para salir de supuestos bloqueos lingüisticos, de impuestas y violentas fronteras. Territorios fértiles en donde se convive y se aprende de la diversidad, en donde lo distinto es escuchado, en donde la vida vuelve a ser gozosa -no solo para unos cuantos. Un pretexto de huida y fuga5 para quienes vienen y para quienes están en la búsqueda de emancipaciones que -tal vez- aún no nos permitimos percibir.
Y por supuesto, no olvidamos la cotidianidad y el argüende: el asterisco, anuel, anis, anillo, anacleto, araña, anubis, análisis, también hace referencia al ano, al culo. A esa parte del cuerpo que tod*s tenemos y necesitamos, que desde el prejuicio y la moral heteronormativa se nos educa para despreciar y olvidar. ¿Por qué tanto temor? ¿Por qué llega a ser un punto -¡de nuestro propio cuerpo!- prohibido?. El asterisco como ano, es imprescindible mencionarlo porque incorpora a la protesta la importancia del goce y la estrategia del cinismo. Forma parte de los símbolos que las personas disidentes de los deseos/pensamientos impuestos contamos para exclamar nuestro rechazo al cis-tema, al régimen sexo-género. Es nuestra piel, es sensibilidad, una palabra, también metáfora y protesta que alberga goces, albures, miedos, placeres y sobre todo búsquedas.
El asterisco trae consigo abundancia y mutaciones, esto es un estorbo para quien desea crear discursos y experiencias controladas y globalizadas. Las variaciones y rarezas son incómodas para quien se favorece de la sumisión, para quien se entiende con la comodidad desde la superioridad. No es rentable, ni sostenible bajo parámetros normativos que cada quien defina y enuncie su existencia a voluntad, porque entonces no se podría llegar al control masivo. Se daría rienda suelta a reflexionar una y otra vez, el caos, la incomodidad discursiva, moral nos confrontaría, las transformaciones sociales que por años se han exigido serían posibles; para entendernos, habría que hacer diversas y complejas reestructuraciones, sería el desquicio de la cisheteronorma, el fin de la vigencia de varios modelos económicos, sociales, educativos, disciplinarios…
¡Sí! Justo eso, es por lo que desobedecemos.
¿Qué son las vivencias Trans*? Y, ¿por qué resplandece una tela de araña, un agujero, una estrella6 con forma de asterisco seguida de la ‘s’ ? Responderé invitando a quien lee este despliegue de cinismo, brillo y presencia, a imaginar desde la sinceridad:
Sitúate en un lugar (espacio físico/digital/emocional) que te sea repugnante, divaga por lo que vayas encontrando dentro de esa dimensión, recuerda que no es grato, incomódate, pasa por los estados emocionales de los que huyes cotidianamente, encuentra tus miedos más profundos, que para tu sorpresa, te animas a confrontar.
[Recuerda que es tu lugar, estás en una creación elegida por ti para esta lectura.] Mientras sigues volando, arrastrándote y/o desintegrándote en esa dimensión, una parte de tu corporalidad se encuentra con una planta, una bacteria, un meteorito, un hongo -o lo que gustes-; aquello, es lo único de todo ese espacio que te está compartiendo un alivio. Lo aceptas y sin más, tú también te le ofrendas. Esa entidad, es una entrada, una invitación al vacío. Y como si fuera un portal, decides traspasarla, aventarte a ese abismo. No caes, no te puedes levantar, porque simplemente estás flotando7, sin un arriba, sin un abajo, sin una diagonal, sin un centro, mucho menos sin una derecha8, te integras a la inmensidad.
Relaja la raja, disfrútalo.
La ficción9, tiene más sentido que “la realidad”.
El programa está desinstalado.
El estallido con forma de asterisco seguida de la ‘s’, de la que te hablé, se ha transformado en el acceso a lo inconmensurable, en donde encontrarás las abundantes posibilidades que tenemos l*s seres trans* para habitarnos.
Una campaña de El Día Después