Hoy, en el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, nos encontramos frente a un espejo que nos devuelve la imagen de una lucha incansable, una resistencia que florece a pesar de las adversidades. Como bien dice la vida, la derrota ante la muerte es inevitable, pero rendirnos es opcional. Si morimos luchando por lo que creemos, jamás nos rendimos, porque nuestras convicciones sobreviven en cada acto de amor y resistencia.
La Salud Trans es la Resistencia por Nuestro BienEsTrans, es el monumento que hoy construimos para guiar hacia un futuro de Vida. Un monumento que se erige en cada rincón de nuestras comunidades, en cada acto de solidaridad y en cada momento de apoyo mutuo. No es que tengamos pocos derechos, sino que nos impiden muchos. Pero seguimos aquí, existiendo y resistiendo, antes de que aprendieran a odiarnos.
Nadie nace odiando. El odio se aprende. La pregunta que debemos hacernos es: ¿cuándo y por qué aceptamos la enseñanza de odiar? Siempre nos preguntan cuánto queremos ganar en el futuro, pero nunca cuánto queremos redistribuir. Quizá la pregunta más importante que debamos hacer a nuestras infancias y juventudes es: ¿Cuánto quieres redistribuir en el futuro? Porque esa es la verdadera medida de nuestro compromiso con la justicia y la igualdad.
El mejor monumento es resistir. Nuestra existencia disidente es una apología de la libertad. Ser disidente significa convicción, lucha y compromiso. Nuestra lucha es la medida de la sordera del pueblo, pero no nos cansamos de ser buenos, aunque a veces no sirva pa’ mucho. Sirve pa’ no arrepentirnos con nosotres mismes, sirve para mantener la esperanza viva.
Hace tiempo comencé un camino dirigido por una utopía: la de un mundo que doliera menos. Decidí entregar parte de mi tiempo de vida al servicio de esa utopía, para sanar el mundo donde habito. Desde mis privilegios, entregué mi profesión al servicio de mi comunidad, para democratizar el acceso a la salud, la economía, la educación y el empleo. Creamos accesos a una comunidad, a redes de apoyo y a instrumentos para la Vida.
Ya son miles vidas donde hemos sembrado nuestros afectos, cariño y tiempo, para cosechar amor, felicidad y abundancia colectivas. Pero esta causa, además de la entrega del tiempo en activismo, hoy necesita también esfuerzos y estrategias en otros espacios y esferas que tienen la posibilidad de transformar la realidad de formas más profundas.
La vida es imparable porque siempre intenta seguir existiendo. Por eso nunca te canses de luchar por un mundo más justo, aunque luchar a veces no sirva pa’ mucho… Sirve pa’ no arrepentirse con une misme, sirve para mantener la esperanza de seguir existiendo unides.
Remembrar no es para doler, es para cosechar esperanza, la que se cultivó con la vida, con el dolor y esfuerzo de nuestres hermanes que ya no están. Porque les hermanes que nos arrancan cuando les arrebatan la vida dejan una lucha fértil. Por eso, rememorarles es recordar que la esperanza no termina con la muerte y que las utopías de un mundo mejor son lo que nos une y lo que nos dicta cómo gastar nuestro tiempo de vida.
Nos une un mismo dolor, por eso luchamos juntes. Usemos la vida para la vida en general, no para esta cultura individualista, el privilegio más grande es tener comunidad, tener sincero cobijo, tener refugio. Amor es la dulce costumbre del refugio, por eso, más que una comunidad, somos amor.
Nuestra lucha permanecerá hasta que la garantía y el respeto a nuestros derechos sea un hábito y el reconocimiento de nuestra igualdad sea costumbre. Porque el trayecto de vida es sencillo, pero lo complicamos. De nada sirve gastar la vida deseando un después si no sabemos si lo habrá. Es preferible gastar la vida abrazando la finitud sin desear un más allá. Al fin, si lo hay, también se disfrutará, si no, se habrá aprovechado el cortísimo tiempo de vida.
Entramos a este mundo con las manos vacías y con los cuerpos desnudos, pero tenemos la oportunidad de ser entregades de la mano, con compañía. Tenemos la oportunidad de luchar por terminar esta vida con las manos llenas de otras manos y con el cuerpo cubierto por el abrazo.
Que este día nos recuerde que nuestra lucha es eterna, nuestra esperanza es indomable y nuestro amor es invencible. ¡Nos amo, disidentes!
Con amor y resistencia,
Daniela Muñoz Jiménez. Directora de Transsalud, +Máss Clinik y ATLASST
Una campaña de El Día Después